miércoles, 23 de noviembre de 2016

SANGRE DE TU SANGRE


Lo único que temo es morir mañana sin haberme conocido.
Sadegh Hedayat





Llueve en Barcelona y los mediodías de este noviembre extraño se llenan de vueltas para despejarse, para dejar que las cosas fluyan y poder seguir. Paseos que en ocasiones acaban en cualquier café, en cualquier librería. Son momentos que contentan sin más. Las cosas son así. Y en ese caminar de mediodías grises que invitan a poco, acabé llevándome a casa un ejemplar de Brújula de Mathias Enard. En sus primeras páginas, atrapadas con un café de por medio, es donde se encuentra la cita de Sadegh Hedayat «Nadie toma la decisión de suicidarse; el suicidio está en ciertos hombres, está en su naturaleza.» Y ahí quedó lo leído, con el poso de un día más, de una lectura curiosa en la que se piensa como se piensa en cientos de notas que se van encontrando por ahí.
El martes nos vestimos de negro por dentro y le enterramos. Cuatro paladas de cemento y se acabó. Ya no hay azoteas que tienten a nada, ya no hay males pesares, ni desesperanzas que nadie conoce. Solo queda un millón de interrogantes, una infinidad de momentos en los que la mirada se pierde y un cruce de dedos para que los mayores no se desmoronen. Al volver a casa no pude dejar de pensar en las líneas que había leído el domingo, el mismo domingo en que saltar al vacío se convirtió en una necesidad. Las cosas son así. Sangre de tu sangre que se pierde en un reguero que se fija con las lágrimas de los que quedan. Sangre que recuerda que la naturaleza de cada uno es un misterio. 
La vida viene como viene y se va, siempre, para siempre jamás, porque es nuestra propia naturaleza, extraña y compleja.


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