martes, 19 de julio de 2016

OMBLIGOS

¿Es usted un demonio? Soy un hombre. 
Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los demonios.
Gilbert Keith Chesterton




Vamos de atentado en atentado aunque nos duelen los que pasan al lado de casa. Pero cada día, a pocas horas de vuelo de nuestra ciudad, mueren cientos de personas y otros miles viven bajo el terror y la perdida de unas libertades que en ocasiones solo las conocen de oídas. El reguero de sangre  y miseria parece imparable. El viernes por la noche, mientras cenaba con unos amigos, recibí un mensaje en mi teléfono: Golpe de Estado en Turquía. Un buen número de muertos más y otra gran patraña para procesar. Al día siguiente, el golpe fue menos golpes, mientras los oscuros intereses de un poder más que mentiroso se cuelan por las costuras de Europa.
Vivimos en una gran mentira que se dulcifica a base de juegos estúpidos. Escapamos de la sangre que se va derramando mirando hacia otro lado. Lamentamos mucho, muchísimo, nos incendiamos otro tanto pero, al poco, volvemos al Pokemon Go, a las hamacas de la playa, a lo injusto que es la perdida de las fidelidades ramplonas,  y a un gobierno que no acaba de llegar nunca porque ninguno de los que medran por ahí piensa en el bien común.
Nuestra peor desgracia no es que seamos objetivo de un terrorismo inhumano que no solo quiere acaba con nuestra vida y con una civilización entera, sino que somos capaces de olvidarlo en cuanto dejamos de ver las noticias y volvemos a contemplarnos el ombligo.




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